El museo Denis Diderot en Langres (Alto Marne):
«¿Puede ser legítimo despojar a la especie humana de sus derechos más sagrados, únicamente para satisfacer su avaricia, su vanidad o sus pasiones particulares? No, ¡mejor que se destruyan entonces las colonias europeas, que hacer tantos desgraciados!»
Denis Diderot
Si la denuncia de la esclavitud fue planteada por los primeros filósofos de la Ilustración, Montesquieu y Voltaire, esta atravesó una etapa decisiva con Denis Diderot, que atacó de manera virulenta los argumentos de los defensores del sistema y demostró la inanidad.
Su crítica fue especialmente desarrollada en la historia filosófica y política del comercio de los europeos en las dos Indias que conoció un éxito decisivo en la época.
Historia:
Intervino en el debate sobre la esclavitud en su Historia de las dos Indias criticando especialmente los argumentos de los defensores que proclamaban que sus esclavos eran «más felices en América de lo que eran en África» replicando:
«¿Por qué entonces estos esclavos suspiran sin cesar después de su partida? ¿Por qué retoman su libertad en cuanto pueden? ¿Por qué prefieren los desiertos y la sociedad de las bestias feroces antes que un estado que a vosotros os parece tan dulce? ¿Por qué la desesperación los lleva a abandonar o a envenenaros? ¿Por qué sus mujeres abortan tan a menudo, para que sus hijos no compartan su triste destino? Cuando nos habláis de la felicidad de vuestros esclavos, os mentís a vosotros mismos y nos engañáis. Es el colmo de la extravagancia de querer transformar en un acto de humanidad una barbarie tan extraña.»
Publicada en 1770, sin nombre de autor, ampliada en varias ediciones hasta 1780, la Historia de las dos Indias es una obra considerable de 10 volúmenes dedicada a la expansión colonial de la Europa del siglo XVIII. Atribuida al abad Raynal, es de hecho una obra colectiva. Diderot colaboró, y redactó probablemente las páginas dedicadas a la esclavitud que el denunció.
«Nosotros los hemos sometido, no me refiero a la condición de esclavos, sino a la de animales de carga; ¡y nosotros somos razonables! ¡Y nosotros somos cristianos!... Esta compra de negros para someterlos a la esclavitud es un negocio que viola la religión, la moral, las leyes naturales y todos los derechos de la naturaleza humana... Puede que digamos que pronto serían arruinadas, estas colonias, si aboliéramos la esclavitud de los negros. Pero cuando esto ocurriera, ¿es necesario concluir de ello que el género humano debe ser horriblemente dañado, para enriquecernos o facilitar nuestra lucha? ... ¿Puede ser legítimo despojar a la especie humana de sus derechos más sagrados, únicamente para satisfacer su avaricia, su vanidad o sus pasiones particulares? No, ¡mejor que se destruyan entonces las colonias europeas, que hacer tantos desgraciados! ...“
La obra fue en su tiempo un verdadero bestseller y el argumentario antiesclavismo particularmente incisivo sirvió de base para el argumentario de la futura Sociedad de amigos de los Negros creada en 1788.